Gracias al proyecto de swing en prisiones que tiene la asociación MAD for Swing, tuve la oportunidad de preparar y dar una pequeña charla acerca de música y emociones a las mujeres que se encuentran internas.

Fue una experiencia muy especial, como Lourdes Ibiricu  me dijo, “lo que ha ocurrido ha sido un tesoro para guardar”, y también me dijo, “podrías convertir esto en un post”, así que aquí va.

Llevo un tiempo dando vueltas a cómo iba a enfocarlo y he decidido que no voy a extenderme demasiado en las emociones que la música nos mueve o nos deja de mover porque hay mucha información en todas partes para hacer un buen estudio, si de verdad te interesa. Sin embargo sí que te voy a contar las emociones que nos están moviendo a todos el hecho de llevar música a un entorno tan diferente como es una prisión y los descubrimientos que juntos, estamos haciendo.

Estas son las principales claves que compartí con ellas, de Stefan Koelsh, piscólogo especialista en neurociencia y música.

  • Cuando un grupo de gente escucha música tiene a nivel inconsciente un sentimiento de unidad que no puede explicar, está más allá de la razón, podría decirse que conectas con tu parte espiritual. Y todos lo hemos experimentado alguna vez.
  • Existen sociedades que no tienen escritura pero no existe ni una sociedad que carezca de música.
  • Todos los cerebros reaccionan de igual manera ante el mismo estímulo musical y es imposible quedar indiferente.
  • Aprendemos a hablar por la musicalidad de las palabras, no por las palabras en sí.
  • El cine usa la música para llevarnos a una u otra emoción. Una misma secuencia con distintas bandas sonoras, nos cambia totalmente el mensaje que pretende hacer llegar, por lo tanto podemos modificar conscientemente nuestra emoción interna solo con elegirlo a través de la música, y tardaríamos apenas unos minutos en hacerlo.

En lugar de charla al uso, ese día pensé que jugaríamos a un “verdadero o falso” y todos participaron. Esto generó mucho interés porque algunas de las curiosidades que salieron, no se conocían. Fue divertido.

Y al terminar ocurrió lo siguiente. Una de las chicas muy emocionada pidió permiso para quedarse con mis apuntes de la charla y así ofrecerlos como prueba a los funcionarios de la prisión, porque por lo visto pensaban en cerrar uno de los talleres de baile que tenían programados. Obviamente se los di y de repente todos aplaudimos y experimentamos de golpe mil emociones elevadas  juntas; capacidad de logro, euforia, entusiasmo, unidad, alegría…

Y mí me hizo tomar conciencia más aún si cabe, del enorme poder de la música. Y saqué entre otras, estas reflexiones:

  • La música te da libertad, y es más, la música te da libertad real, la única libertad real es la interior. Y como la música te une, porque te une, esa libertad se experimenta en todos nosotros por igual.
  • Tenemos la clave para pasar de la tristeza o la nostalgia a la alegría en un par de minutos. Los estudios de neurociencia que el Dr. Koelsh realizó así lo demuestran por el efecto de la música en nuestro cerebro, pero no nos hace falta demostraciones científicas, si eres un poco melómano, y lo debes ser como casi todos los que pertenecemos a este mundo swing, ya lo has experimentado. Por lo tanto, sencillo, ¿no?. Solo hay que querer de corazón salir de una emoción que nos daña y darle al play.
  • Con la música podemos conseguir que haya armonía en un grupo, sea cual sea su dimensión. Las diferencias que a simple vista parece haber entre ellas y en nosotros, se desdibujan. Ya no hay segmentos ni subgrupos, como por una hipnosis, todos nos fundimos.
  • También concluí que el carácter de la gente que baila swing y la música van muy unidos, y se explica la alegría, la espontaneidad, la colaboración… supongo que te sientes atraído hacia un baile y una música porque van acordes a tus emociones, ¿o será al revés? que la música va despertando en ti estas emociones y por lo tanto, modificando tu carácter. Ambas teorías me cuadran. Saca tú, tu propia lectura.

El caso es que ese día, salí flotando, con una energía indescriptible (en realidad como siempre que he ido, nada nuevo) pero ese día además, con la certeza de saber que el poder que tiene la música trasciende cualquier tipo de barrera. ¡Y eso es muy grande!.

“Cuando los humanos escuchan música juntos, están en armonía, cooperan, emerge la cohesión social, entonces aparece un sentimiento de unidad, de comunión, y esto es lo que yo entiendo como un momento espiritual.” Stefan Koelsh

Texto de Beatriz Gómez Acebrón. Acompañante en Desarrollo personal y Laboral, además de hopper activa en Madrid. Fundadora del gabinete www.miplanbe.es ¡Puedes seguirme en Fb!

Fotografía de Naturalphoto

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