Una de las primeras preguntas que se hace un bailarín cuando le hablan de un próximo concierto al que acudir es: ¿se podrá bailar?

Es lógico. Es lo primero que nos atrae de la idea de escuchar música en directo: la posibilidad de disfrutar haciendo lo que más nos gusta, bailarla. Parece que si no hay un espacio destinado al baile, no tiene mucho sentido asistir a un concierto de swing.

Sin embargo, yo pienso que escuchar la música que bailamos, solo escucharla, es parte también de nuestra experiencia y de nuestro enriquecimiento como bailarines.

Identificar dónde empieza y termina una frase, interiorizar los diversos ritmos, atender a los cambios en las melodías y familiarizarse con las innumerables versiones de los diferentes estándares de jazz. Además, esto también nos ayuda a desarrollar nuestro propio gusto personal. Y está a nuestro alcance en Spotify o en iTunes o en los miles de archivos que MAD for Swing puso a nuestra disposición aquí: https://www.madforswing.es/mas-de-1-000-horas-de-cintas-de-jazz-y-swing-para-oir-y-descargar-gratuitamente/

Pero ¿por qué ir a escuchar a una banda de swing en directo si no hay espacio para bailar?

A mí, que asisto a conciertos regularmente hace mil años, aunque solo bailo lindy hop hace muy poco tiempo, la respuesta me parece obvia: para impregnarme de la energía, la intensidad, la emoción y el irresistible magnetismo de la música en directo. Para apreciar mejor el difícil trabajo que hacen los músicos. Para impresionarme con la puesta en escena. Para inspirarme y hasta para soñar con bailar lo que escucho. En definitiva, para enamorarme, una vez más, otra más, de la música, porque un amante del baile, por lógica y por extensión, lo es también de la música.

Muchas veces, la prueba de que he asistido a un gran concierto es que me arden los pies de ganas de bailar. Y en ese caso, aunque se trate de un deseo frustrado, sonrío exactamente igual que si hubiera bailado durante todo el concierto.

Por todo eso vale la pena ir a escuchar swing en directo. Aunque no se pueda bailar. Ya bailaré en el siguiente.

 

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